Continuación...
En
la Inautenticidad, el ser cede a la tentación de encontrar seguridad en el mundo de ellos,
cierra las puertas a las posibilidades y en consecuencia, clausura el
reconocimiento del Dasein (ser ahí).
En
la autenticidad, el ser integra en la existencia todos los elementos
constituyentes del Dasein que se hayan dispersos, incluso su
ser-para-la-muerte. Los reconoce, no deja que el mundo de todos los días, el de
ellos, los arrastre. LeMay, E., Pitts, J. y Gordon, P. (2006). Heidegger para principiantes. (1ª. Ed.)
Buenos Aires: Era Naciente SRL. Pág. 81.
Según Heidegger, el Ser se vuelve un ser-hacia-la-muerte cuando enfrenta
la posibilidad de morir a solas, es decir, que la muerte es una posibilidad
solamente suya, no morirá con el mundo, en el mismo momento ni de la misma
forma.
Dado
que el Dasein es responsable de su propia muerte, el Dasein se vuelve responsable de su propia vida. Heidegger llama “cuidado”
a esta transformación. Al cuidar de su mundo, el Dasein realiza lo mejor de sus
posibilidades. LeMay, E., Pitts, J. y Gordon, P.
(2006). Heidegger para principiantes.
(1ª. Ed.) Buenos Aires: Era Naciente SRL. Pág. 79.
Yo encuentro similitud en mucho de lo
planteado por Heidegger, contrastado con mi vivencia. En un punto de mi vida me
di cuenta de que estaba mimetizada con mi entorno, no estaba segura de lo que
yo era ni mucho menos de lo que quería ser. No tenía consciencia de mis
potencialidades al punto siquiera de no saber cuál era la comida que más me
gustaba, mucho menos sabía para que era buena o cuales eran mis habilidades. No
sabía que yo podía elegir cómo vivir y que era responsable de todas mis
decisiones. Cuando las cosas no salían bien atribuía esos resultados a mi mala
suerte y cuando salían bien daba gracias a Dios. Creía en la felicidad como un
destino, como los finales de cuento y que esa felicidad, parecía no ser para mí.
Cabe citar:
... ser abusado por el mundo hasta el
extremo de que la persona sea extraña para sí misma; ha sucumbido al poder de
afuera. Hall, C.S. y Lindzey, G. (1974) La Teoría Existencialista de La
Personalidad Binswanger y Boss. (1ª. Ed.) Buenos Aires: Editorial Paidos.
Pág. 29.
No fue sino hasta cuando sufrí una pérdida de
alguien a quien consideraba vital para mi existencia, después de vivir el duelo
y superarlo, fue entonces cuando tome consciencia de mí, de mi autenticidad, de
Ser Yanet, de mis posibilidades y de mis sueños. Fue entonces cuando me apropié
de mi vida y comencé a cuidarla, a valorarla y a establecer mi proyecto de
vida. Tomé consciencia de mi libertad y
de mi responsabilidad de Ser Yanet.
No significa que ya no agradezca a Dios, solo
que ahora también me doy gracias a mi misma.
Yo creo que todos tenemos el derecho y el deber de darnos
cuenta de que somos los autores de nuestra forma de ser en el mundo.
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