martes, 6 de diciembre de 2016

Emociones Crónicas



Para qué nos sirven las Emociones?

Las emociones nos permiten afrontar situaciones que no podrían ser resueltas únicamente con el intelecto. Cada emoción nos predispone de un modo diferente a la acción; cada una de ellas nos señala una dirección que, en el pasado, permitió resolver adecuadamente los innumerables desafíos a que se ha visto sometida la existencia humana. En este sentido, nuestra experiencia emocional tiene un extraordinario valor de supervivencia y esta importancia se ve confirmada por el hecho de que las emociones han terminado integrándose en el sistema nervioso en forma de tendencias innatas y automáticas de nuestro corazón.

El problema viene cuando nuestra experiencia emocional se convierte en un patrón automático de conductas reactivas ante estímulos del entorno o incluso, en el extremo, cuando vivimos predispuestos a algunas emociones en particular sin que nada este ocurriendo en nuestro entorno en realidad.

Hablemos por ejemplo del Temor Crónico.



TEMOR: Ansiedad, aprensión, nerviosismo, preocupación, consternación, inquietud, cautela, incertidumbre, pavor, miedo, terror. En un nivel patológico, fobia y pánico.

Qué podemos hacer?

Tómate unos minutos para ver el siguiente video  👉 A qué le temes?


Reflexiona sobre lo visto y prueba:

El primer paso consiste en tomar conciencia de uno mismo y registrar el primer acceso de preocupación tan pronto como sea posible. Con el debido entrenamiento, la persona puede llegar a captar el surgimiento de la preocupación en un momento cada vez más cercano al inicio de la espiral de la ansiedad. Es recomendable recurrir a alguna técnica de relajación, una vez identificado el surgimiento de la preocupación, sin embargo, no es suficiente. La persona necesita contactar activamente con los pensamientos perturbadores, de lo contrario, el ciclo comenzara de nuevo.

El siguiente paso consiste en adoptar una postura crítica ante las creencias que sustentan la preocupación. ¿Cabe ciertamente la posibilidad de que ocurra el acontecimiento temido?




miércoles, 30 de noviembre de 2016

Piloto Automático Parte III


Si quieres otra realidad....


Los he estado acosando quizá con el tema del piloto automático en el que probablemente muchos viven. Mi intención, más allá de confrontarlos con esta realidad, es apoyarlos, si lo que necesitan es hacer algo distinto.

Es por eso que les traigo un breve recorrido por el pensamiento del  Dr. Joe Dispenza

La mente determina la experiencia exterior, porque todo se reduce a campos de energía, de modo que nuestro pensamiento altera constantemente nuestra realidad. Es posible cambiar circunstancias de la realidad si sabemos cómo.

Si sostiene los mismos pensamientos, si lleva a cabo las mismas acciones y vive con los mismos sentimientos y emociones, su cerebro y su cuerpo seguirán igual; pero cada vez que aprende algo establece nuevas conexiones que cambian físicamente su cerebro.

Aun así, aprender no es suficiente. Has de aplicar lo que aprendes, y cuando empiezas a experimentar las emociones de esa experiencia, entonces literalmente das nuevas señales a tus neuronas y creas nuevas sinapsis: a eso se le llama evolución.

Siempre estamos creando un futuro, lo que pasa es que solemos crear el mismo, reafirmamos nuestra personalidad. Vivimos dirigidos por una serie de pensamientos, conductas y reacciones emocionales memorizados (temor, culpabilidad, falta de autoestima, enfado, prejuicios...) que son muy adictivos y que funcionan como programas informáticos instalados en el subconsciente.

¿Dónde está el cambio?
En ser más grande que las circunstancias de tu vida. O somos las víctimas de nuestra realidad o los creadores.


Si analizamos grandes personajes de nuestra historia, vemos que todos ellos pensaron e imaginaron un futuro el suficiente número de veces como para que su cerebro cambiara literalmente, hasta el punto de que sentían esa experiencia deseada como si ya hubiera sucedido.
Primero crearon el cambio en ellos.
Cambiar significa ir más allá del entorno, el cuerpo y el tiempo. Podemos hacer que el pensamiento sea más real que cualquier otra cosa, y lo hacemos a diario: si estamos conduciendo por una carretera pero concentrados en nuestro pensamiento, no vemos la carretera, no sentimos nuestro cuerpo y no sabemos cuánto tiempo ha pasado. Ese estado es el que utilizamos para crear.

Pero la mayoría de las personas están pensando en sus problemas en lugar de pensar en las posibilidades.
Una vez tenemos una visión, nuestro comportamiento debe responder a las intenciones. La mente y el cuerpo deben trabajar juntos. Tenemos que escoger de manera distinta de como hemos escogido para que pueda suceder algo nuevo. Si quiere crear una nueva realidad personal, tiene que, literalmente, convertirse en otra persona.
¿Cómo?
Mediante un programa de meditación desligada de misticismos que pretende que el cerebro y el cuerpo no respondan de forma predecible. Se trata de que se convierta en una habilidad, de abrir la puerta del sistema operativo, de todos esos programas subconscientes donde realmente ocurre el cambio.
Por ejemplo, la ansiedad...
El escáner de alguien con ansiedad o con depresión es el mismo: el cerebro empieza a segregar química como si eso que teme la persona estuviera sucediendo, y con el tiempo esa química se convierte en adictiva.
¿Cómo salir?
Meditación significa familiarizarse con. Si haces conscientes tus pensamientos y tus hábitos automáticos y observas las emociones, empiezas a objetivizar tu mente subconsciente. Si te familiarizas con los aspectos de ti mismo que crean la ansiedad (o lo que quieras cambiar), durante la vigilia observarás cuándo empiezas a sentirte de esa manera y serás capaz de cambiarlo.
Si decides quién quieres ser, cuál es el gran ideal de ti mismo, qué pensamientos quieres tener, qué conductas quieres demostrar, qué emociones quieres experimentar; si te recuerdas cada día quién ya no quieres ser y quién quieres ser y empiezas a pensar en nuevas formas de ser, cuanto más pienses en ello y más lo planifiques, más estás instalando los circuitos en el cerebro.

Si podemos enseñar al cuerpo a confiar en el futuro y vivir en la alegría, creamos nuevas conexiones. Una atención clara y una emoción elevada cambian el destino. Pero requiere disciplina. El simple pensamiento positivo no funciona, porque la negatividad está instalada en el subconsciente. Los cambios verdaderos consisten en ser consciente de tus reacciones inconscientes.


Joe Dispenza (Nueva Jersey, EEUU) es doctor en quiropráctica, bioquímico y neurocientífico, escritor y conferenciante, autor del superventas Desarrolla tu cerebro.
Estudió Bioquímica en la Universidad Rutgers de New Brunswick (Nueva Jersey, EE.UU.) y ha cursado estudios de postgraduado en neurología, biología celular, genética, memorización, química cerebral, envejecimiento y longevidad.
Asimismo, ha escrito numerosos artículos científicos donde explica el papel que juega la mente en la salud física, y ha colaborado en la galardonada película ¡¿Y tú qué sabes?!, en la que realizaba comentarios acerca de la capacidad de las personas para crear su propia realidad.
Joe Dispenza lleva décadas estudiando la mente humana: cómo trabaja, cómo procesa la información y por qué repite los mismos patrones de conducta durante generaciones; cómo funciona el cerebro, cómo aprende nuevas herramientas, cómo lograr enfocar el pensamiento en mitad del caos y cómo puede alcanzar la salud física y mental.


Piloto Automático, Parte II

Somos como los orangutanes!

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Podría ser de aporte para muchos!

viernes, 25 de noviembre de 2016

Apaga el Piloto Automático




Regálate 5 minutos


Siéntate en un lugar cómodo donde no seas molestado.

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viernes, 12 de agosto de 2016

La Traición, una de las 5 heridas del alma



El término más importante que se relaciona con la traición es el de fidelidad. Ser fiel es cumplir compromisos, ser leal y devoto. Se puede confiar en la persona fiel, pero cuando se pierde la confianza se sufre la traición.



Esta herida surge entre los dos y los cuatro años de edad cuando se desarrolla la energía sexual y aparece el llamado complejo de Edipo. Esta herida se vive con mayor frecuencia con el progenitor del sexo opuesto.

 



De acuerdo a Freud, cada niño, sobre todo entre los 2 y los seis años de edad, se enamora, por así decirlo, del progenitor del sexo opuesto, ya que se encuentra en la edad en la que se desarrolla su energía sexual. A partir de esta etapa el niño comienza a entrar en contacto con su impulso de vida, con su impulso sexual (no genital) que representa su capacidad de crear.



Si la madre responde demasiado a todos los caprichos del bebe hasta convertirse en prácticamente su esclava, el niño empezará a creer que puede hacer a un lado a los demás incluyendo al padre y tener a la madre a su disposición. En este caso y siempre de acuerdo con Freud, el niño no desarrollará la fase edípica, esencial en su desarrollo y cuando sea adulto el resultado será muy perjudicial para él en los planos psicológico y sexual. 

 



El paso adecuado por esta fase implica que todo niño debe llegar a reconocer que el padre fue esencial para crearlo, y su figura es fundamental para romper la relación que se establece al nacer entre madre e hijo. Aún cuando el padre no esté físicamente presente, la madre debe hacer sentir al niño que existe y que es tan importante como ella misma.



En esta etapa, niños y niñas hacen todo lo posible por tener el afecto del progenitor del sexo opuesto e intentan así mismo protegerlo, aún cuando les decepciona no recibir la atención deseada.



Cuanto el progenitor del sexo opuesto más devalúe a su pareja, ignorándola en su rol, más difícil será resolver el complejo. Cuando el apego al progenitor del sexo opuesto es demasiado grande, más adelante se verán afectadas sus relaciones sexuales y afectivas. Estas personas tienden a comparar sin cesar a su pareja con el progenitor del sexo opuesto, o se crean numerosas expectativas de su pareja para compensar así lo que no recibieron de ese progenitor. Durante el acto sexual les resulta difícil abandonarse por completo, se contienen pues temen que el otro las posea.



Los padres de las personas que sufren esta herida generalmente se centran en sí mismos y ejercen seducción sobre sus hijos. Así el niño es inducido a sentir que sus padres lo necesitan y desean sobre todo que el del sexo opuesto se sienta bien. Intenta por cualquier medio ser especial para este último.



El niño se siente traicionado por el padre del sexo opuesto cada vez que este no cumple sus promesas o cuando traiciona su confianza.



El niño vive así mismo la traición cada vez que percibe que su progenitor del mismo sexo se siente traicionado por su pareja y siente esta traición como si la hubiera sufrido el mismo. La niña pequeña también vive el sentimiento de la traición cuando su padre la hace a un lado por la llegada de un bebe varón.



Cuando el niño comienza a vivir experiencias de traición, se crea una máscara para protegerse. Esta máscara es la del controlador. El tipo de control que ejerce es para asegurarse de que mantendrá sus compromisos para ser fiel y responsable o para garantizar que los demás mantengan los mismos compromisos.



El controlador desarrolla un cuerpo que exhibe fuerza, poder y parece decir: “Yo soy el responsable, pueden confiar en mí”. Un signo de que un hombre sufre fácilmente de traición es visible, cuando la parte superior de su cuerpo parece a primera vista emanar mucha más fuerza que el resto; si ves a un hombre con hombros fuertes y grandes, bíceps fuertes, pecho saliente y una camiseta ajustada que delinee sus músculos, sabrás que tiene una herida de traición muy importante. En la mujer controladora esta fuerza se concentra más bien al nivel de las caderas, los glúteos, el vientre y los muslos. La parte inferior de su cuerpo suele ser más ancha que los hombros y si el cuerpo tiene forma de pera, cuanto más acentuada se encuentre la parte más ancha de la pera, más profunda será la herida de traición.



La mirada del controlador es intensa y seductora, cuando mira a una persona tiene el don de hacerla sentir especial e importante. Estas personas lo ven todo rápidamente. La intensidad de su mirada les ayuda a ver de golpe y en conjunto todo lo que sucede a su alrededor.



Como le es difícil aceptar cualquier forma de traición proveniente de ellos mismos o de los demás hacen todo lo que está en su mano por ser personas responsables, fuertes, especiales e importantes. El controlador satisface así su ego que no desea ver cuántas veces a la semana se traiciona a sí mismo o traiciona a otros sin percatarse de ello la mayor parte de las veces porque traicionar es tan inaceptable que no desea admitir que puede hacerlo.



Muchas personas que tienen la herida de traición han sufrido porque el progenitor del sexo opuesto no cumplía sus compromisos según sus expectativas infantiles de un progenitor ideal.



Es fácil imaginar al niño pequeño que al sentirse abandonado o no recibir suficiente atención, decide por cualquier medio seducir a su progenitor del sexo opuesto con la intención de atraer su atención y sentir su apoyo. Cuanto más intenta controlar a su progenitor con esta actitud, más expectativas se crean. Cuando nada sucede, cuando sus expectativas no se satisfacen, comienza a vivir la traición.  Entonces se vuelve cada vez más controlador y se sumerge en un caparazón, creyendo que así no volverá a sufrir traición ni abandono. La parte controladora alienta al dependiente a querer ser independiente.



Las enfermedades más comunes en el controlador son:



Agorafobia



Articulaciones, principalmente rodillas



Hemorragias, impotencia sexual, diarrea



Parálisis



Sistema digestivo



Herpes bucal



Cuanto más profunda sea la herida de la traición, más significará que traicionas a los demás o que te traicionas a ti mismo al no confiar o no cumplir contigo mismo tus propias promesas. Reprochamos a los demás lo que nos hacemos a nosotros mismos y no queremos ver. Esta es la razón por la que atraemos a nuestro alrededor a personas que nos demuestran lo que hacemos a otros o lo que nos hacemos a nosotros mismos.


Tomado del texto: "Las cinco heridas que impiden ser uno mismo" por Lise Borbeau


Más adelante continuaré compartiendo con ustedes la herida de la injusticia para finalmente compartirles la sanación y transformación que la autora recomienda. 

Si te has sentido identificado en parte o en todo con estos artículos te invito a explorar más en el seno del ambiente psicoterapéutico...


¡Hasta la próxima!

sábado, 25 de junio de 2016



Las 5 heridas del Alma




La humillación


Es la acción de abatir el orgullo y la altivez de alguien, herir el amor propio o la dignidad de alguien, sentirse rebajado, rebajarse o rebajar a alguien descaradamente. Los sinónimos de esta palabra son: sumisión, vergüenza, mortificación, vejación, degradación. 
Esta herida aparece ligada sobre todo al mundo físico, al ámbito del tener y el hacer, empieza a manifestarse entre el primer y tercer año de edad,  cuando el niño aprende a comer solo, a comportarse con propiedad, a ir al baño solo, a hablar, escuchar y comprender lo que los adultos le dicen.
El surgimiento de la herida de la humillación ocurre en el momento en que el niño siente que uno de sus padres se avergüenza de él, cuando está sucio, cuando ha hecho un estropicio (principalmente en público o en familia), cuando está mal vestido. Sin importar la situación que provoca que el niño se sienta rebajado, degradado, comparado, mortificado o avergonzado en el plano físico, la herida despierta y comienza a adquirir importancia. 



El ámbito de la sexualidad contribuye también a que se manifieste la herida potencial de humillación. Por ejemplo, cuando la mamá sorprende a su pequeño masturbándose y exclama: ¿No te da vergüenza? El niño se siente humillado y avergonzado, y más adelante enfrentará dificultades en el plano sexual. 
A diferencia de las otras 4 heridas que se viven con un progenitor específico o con la persona que desempeñó el papel de ese progenitor, la herida de la humillación suele experimentarse con mayor frecuencia con la madre.

El niño que sufre humillación se crea la máscara de masoquista. El masoquismo es el comportamiento de una persona que encuentra satisfacción, e incluso placer, sufriendo. Aún cuando lo haga inconscientemente busca el dolor y la humillación la mayor parte de las veces. Se las ingenia para hacerse daño o castigarse antes de que alguien más lo haga. 
El masoquista parece desear hacer todo por los demás, pero en realidad lo hace para crearse limitaciones y obligaciones. Durante el tiempo que dedica a ayudar a los otros cree que no le harán nada vergonzoso, aún cuando la mayor parte de las veces se siente humillado porque abusan de él. He escuchado a muchas mujeres masoquistas quejarse de estar hartas de ser las sirvientas, se quejaban pero continuaban con la misma conducta, ya que no se percataban de que ellas mismas se habían impuesto estas limitaciones. 
El masoquista no se percata de que al resolver todo a los demás se rebaja y se humilla.
La persona masoquista parece muy controladora, pero este control está motivado principalmente por el temor a sentir vergüenza de sus prójimos o de sí mismo. La madre masoquista por ejemplo tiende a controlar la apariencia, el comportamiento y la forma en que se visten sus hijos y su pareja; es el tipo de madre que desea que sus hijos sean bien educados desde pequeños. Si no lo logra se avergonzará de sí misma, de su papel de madre. 
Como el masoquista, sea hombre o mujer, es con frecuencia fusional con su madre, hace todo lo posible por no avergonzarla. Considera a su madre como un enorme peso que cargar, lo cual le proporciona otra buena razón para desarrollar una espalda muy solida. Esta actitud continúa incluso después de la muerte de la madre. Aún cuando le crea un sentimiento de vergüenza, por lo general el masoquista se siente aliviado o liberado cuando su madre muere, ya que ella representaba un serio obstáculo para su libertad.
Para el masoquista es difícil expresar sus verdaderas necesidades y lo que realmente sentía desde que era pequeño, ya que no se atreve a hablar por temor a experimentar vergüenza o por temor a avergonzar a alguien más. 
Los padres del niño masoquista le decían con frecuencia que lo que sucedía en la familia no era de la incumbencia de los extraños y que no debía hablar de ello sino guardarse todo para sí. 
El masoquista por lo general llega al punto en el que ni siquiera reconoce sus propios deseos por no disgustar a mamá.
Desea tanto agradar a su madre que no está en contacto sino con los deseos que a ella le satisfarán. El masoquista suele ser hipersensible, por lo que lo más mínimo le hiere. Así hace lo posible por no herir a los demás. De los 5 caracteres de personalidad, el masoquista es el que menos atención presta a sus necesidades. Se crea a sí mismo un sufrimiento mayor al ignorar sus necesidades, lo que contribuye a alimentar su herida. Hace todo por sentirse útil, lo cual es una forma de ocultar su herida y de forzarse a pensar que no sufre humillaciones.

La libertad es fundamental para el masoquista. Para él, el ser libre significa no tener que rendir cuentas a nadie no ser controlado por nadie y hacer lo que quiere cuando así lo quiere. Cuando se siente libre y considera que nadie le pone obstáculos en el camino, resplandece, vive la vida al máximo y no tiene límites. En este momento cae en los demasiados, en varios aspectos de su vida: Come demasiado, compra demasiado, cocina demasiado, bebe demasiado, hace demasiado, desea ayudar demasiado, trabaja demasiado, gasta demasiado, considera que tiene demasiados bienes, habla demasiado... Sin embargo, cuando adopta alguno de estos comportamientos, se avergüenza de sí mismo al sentirse humillado por las miradas y los comentarios de los demás.

También cree que si se ocupa, sobre todo de sí mismo, ya no será útil a los demás.
El masoquista tiene mucha energía bloqueada en su cuerpo. Si llega a permitirse ser libre como lo necesita, sin vergüenza ni culpabilidad, su cuerpo adelgazará, ya que dará rienda suelta a la energía contenida.

La libertad es por tanto el mayor temor del masoquista. Está convencido de que no sabrá qué hacer si llega a ser libre a su antojo. Inconscientemente se las ingenia para no ser libre, y la mayor parte del tiempo es él quien toma esta decisión. Al desear ocuparse de sus seres queridos, cree garantizar su libertad, pues es él quien está controlando. Sin embargo en realidad se aprisiona.

Los siguientes son algunos males y enfermedades que pueden manifestar los masoquistas:
  • Los dolores de espalda y la sensación de pesadez sobre los hombros son muy frecuentes debido a la excesiva carga emocional que llevan. El dolor de espalda se debe principalmente a su sentimiento de falta de libertad. El dolor lumbar surge cuando se relaciona con lo material y el cervical con lo afectivo.
  • También pueden padecer problemas respiratorios si se dejan abrumar por los problemas de los otros.
  • Los problemas de piernas y pies como varices esguinces y facturas son frecuentes. Debido a su temor a no poder moverse con el tiempo atraen problemas físicos que se lo impiden.
  • Es frecuente que padezcan enfermedades del hígado, debido al exceso de preocupación por los otros.
  • Otros problemas debido a su dificultad para pedir lo que quieren son los relacionados con la garganta como anginas y laringitis.
  • Cuantas más dificultades tenga de reconocer sus necesidades y expresar sus deseos, mayor será la probabilidad de desarrollar la glándula toroide.
  • Por otra parte el hecho de no saber escuchar sus propias necesidades suele producir irritaciones de la piel. Sabemos que la expresión me irritó, significa realmente tenía muchas ganas de... Pero el masoquista no se lo permite, pues le resultaría vergonzoso desear siquiera recibir placer.
  • Otro problema filológico que he podido observar en las personas masoquistas es el mal funcionamiento del páncreas lo cual provoca hipoglucemia y diabetes. Estas enfermedades se manifiestan en quienes tienen dificultades para permitirse caprichos o en quienes lo hacen pero sienten culpa o se dejan humillar.
  • El masoquista también es susceptible a sufrir problemas cardíacos porque no se ama lo suficiente. No cree tener la suficiente importancia para agradarse. La región donde se ubica el corazón humano se relaciona directamente con la capacidad de divertirse, con la alegría de vivir. 
  • Además a causa de sus ideas sobre el sufrimiento no es raro ver que el masoquista deba someterse a diversas intervenciones quirúrgicas.
La causa principal de una herida deriva de la incapacidad para perdonar lo que nos hacemos a nosotros mismos lo que hacemos sufrir a otros. Nos resulta difícil perdonarnos porque no tenemos conciencia de nuestros reproches. Cuanto más profunda sea la herida de la humillación, al rebajarte o compararte con los demás, más significará que te humillas a ti mismo o humillas a otras personas al avergonzarte de ellos o tenerles resentimiento. Reprochamos a los demás lo que nos hacemos a nosotros mismos. 

Tomado del texto: "Las cinco heridas que impiden ser uno mismo" por Lise Borbeau

Más adelante continuaré compartiendo con ustedes las heridas de la traición y la injusticia para finalmente compartirles la sanación y transformación que a autora recomienda. 
Si te has sentido identificado en parte o en todo con estos artículos te invito a explorar más en el seno del ambiente psicoterapéutico...

¡Hasta la próxima!

lunes, 6 de junio de 2016

Las 5 heridas del alma


El Abandono


Abandonar a alguien es apartarse de él, dejarlo, no desear más que tener que ver con él. La herida que se vive en el caso del abandono, se sitúa en el plano del tener y el hacer. Muchas personas que sufren la herida de abandono, experimentaron de pequeñas una profunda falta de comunicación con el progenitor del sexo opuesto. Quienes sufren abandono consideran que no son queridos. La ausencia de alimentación física también puede originar la herida de abandono, la cual suele comenzar antes de los dos años de edad. La máscara que se crea el humano para intentar ocultar su herida es la del dependiente. El dependiente cree que no puede lograr nada por si mismo, y por tanto, tiene necesidad de alguien más como sustento. Su cuerpo refleja esta necesidad de apoyo. Es facil ver en esta persona al niño pequeño que necesita ayuda. 

 Quien sufre abandono alimenta su herida cada vez que abandona un proyecto en el que tenía mucho interés, que se deja caer, que no se ocupa lo suficiente de si mismo y que no se presta la atención que necesita. Infunde temor en otros al apegarse excesivamente a ellos y de esta forma se las ingenia para perderlos y estar de nuevo solo. Hace sufrir mucho a su cuerpo y se crea enfermedades para recibir atención. 

 Las personas que poseen esta herida, generalmente sufren alguna de estas enfermedades: 

Lumbalgia, bronquitis, migrañas, hipoglicemias, agorafobia, diabetes, glandulas suprarrenales, miopía, histeria, depresión.

 Si reconoces en ti las carácterísticas del dependiente, aún cuando creas no haber carecido de atención por parte de tu progenitor del sexo opuesto y sientas por el contrario haber recibido mucha, quizá esto fué lo que sucedió: La atención que recibiste tal vez no correspondía a la que hubieras querido. Tal vez hasta pudiste sentirte abrumado.

 Si este es tu caso y estás aferrado a una persona haciendo todo lo posible por miedo a no ser abandonado, debes brindarte tu propio apoyo. Busca una imagen mental, imagina cualquier cosa que te de apoyo. No te acobardes, sobre todo en momentos de desesperación, no pienses que ya no puedes obtener ayuda del exterior. Quizás creas que no podrás salir adelante solo, pero para todo problema existe siempre una solución. Al apoyarte a ti mismo vendrá la luz y encotrarás esa solución.

 La ventaja de reconocer nuestras heridas es que finalmente emprendemos el camino correcto. Antes actuabamos como la persona que va al médico para curar su hígado cuando en relaidad sufre un problema cardíaco. Después de tocar lo que realmente duele es que podemos solucionar el problema y activar la curación de la herida.

Para que cualquier problema desaparezca, primero es necesario aceptarlo y brindarle amor incondicional en lugar de desear que desaparezca. Tus heridas profundas tambien tienen la necesidad de que las reconozcas, las ames y las aceptes.

 

Ha llegado el momento de decidir que puedes vivir aún sitiendote herido. Ya no eres ese niño pequeño que no podía curar su herida. Ahora eres un adulto con experiencia y madurez, con una perspectiva distinta de la vida y con la intención de amarte cada vez más.

Continuará...


Tomado del texto: Las 5 heridas que impiden ser uno mismo de Lise Borbeau.

martes, 16 de febrero de 2016

Las 5 heridas del alma

 

 El Rechazo


El rechazo es una herida muy profunda, ya que quien la siente se siente rechazado en su interior y, sobre todo, siente rechazo con respecto a su derecho de existir. De las 5 heridas, esta es la primera que se manifiesta, está presente desde muy temprana edad en la vida de una persona.

Lise Bourbeau
Las 5 heridas que impiden ser uno mismo

El rechazo recibido en los primeros momentos de vida, por parte de la madre (sea consciente o no) incluso en la gestación, hacen que el Ser experimente la amenaza en su existencia. La persona rechazada en sus primeros momentos de vida tiende a vivir en el temor, carece de seguridad y alegría, suele ser retraído y disociado de la realidad, presenta una fuerte tendencia a evitar relaciones intimas y sentimentales.
El conflicto en la existencia de la persona rechazada "existencia vs. necesidad" suele llevarlo a un estado de aislamiento.

Alexander Lowen
Bioenergetica

Afortunadamente exíste la posibilidad de trascender la creencia instalada y alcanzar la madurez de conciencia que permitira elegir vivir de una manera distinta acorde con la necesidad e incentivando la autoconfianza.

De cualquier manera, lo que me mueve a compartir esta información es el deseo de decirle a quienes siente el frio del rechazo, que nada determina nuestra vida y que aquí y ahora podemos elegir vivir distinto. A la vez me mueve la esperanza de que quien lea estas líneas tome responsabilidad de la co-creación del mundo en el que vivimos y de manera consciente tome las precauciones o en todo caso las decisiones correctas a la hora de traer un nuevo ser humano a la vida.

Yanet Berbesi

domingo, 7 de febrero de 2016

¿Cómo llegamos a ser quienes somos hoy?






Formación del Carácter:


El niño tiene derechos (existencia, necesidades, independencia, cercanía y libertad) el ambiente responde de forma negativa a las demandas de estos derechos lo cual genera frustración crónica, la cual tiene una reacción organísmica natural (emociones) que es sofocada por la frustración crónica antes mencionada.
En este punto el niño desarrolla una actitud retroflectiva (se guarda para si lo que en realidad está dirigido al medio ambiente y establece el patrón de retención muscular y se produce la auto-negación (ya no necesita a los padres o adultos significativos para negarle sus derechos); finalmente se produce el proceso de adaptación: se compromete el ego, se produce la conducta característica...

 La buena noticia es que hay tratamiento terapeutico y psico-corporal que ayudará al adulto de hoy a sanar al niño herido y desarrollarse con sus propios recursos.

#psicoterapia gestalt #terapiapsicocorporal #hoyesunbuendiaparaempezar
#bioenergetica #lowen #reich

Fuente:
Documento creado por la Psico Terapeuta Dulce María Carvajal y parafraseado por la Psicuterapeuta Alejandra Dominguez